Por MARTHA LUCÍA RÍOS | Corresponsal Eje Cafetero
Moda, para unos significa mucho en el día a día, es la expresión del arte hecho moda en prendas o accesorios y tantas variables, donde convergen tanto el talento como la preparación, sin importar edad, raza, época, etc., pero para otros es algo frívolo, superficial, sin fondo ni forma, insulso.
Hay frases de diseñadores famosos y un fotógrafo de moda que profundizan más, por citar algunos:
“No dejes que la Moda te domine, tú decides quién eres y qué quieres expresar” Gianni Versace.
“La Moda debería ser una forma de escapismo, no una forma de aprisionamiento” Alexander McQueen.
“Emociones puras e intensas. No es cuestión de diseño, son sentimientos” Alber Elbaz.
“La mujer no es sólo como se viste es como desea verse” Pradasur (Fotógrafo).
Y muchas más frases que nos dejan adentrar en el arte del diseño y todo lo que esto implica, hay que valorar entonces la dedicación y disciplina, la tenacidad por alcanzar esas metas que en la mayoría de ocasiones son difíciles; luchar por ese talento que es su vida, su propio aire en búsqueda de un estilo propio pero, ahora quiero expresar algo más, no por que no sea el tema importante sino lo que tiene que estar de moda siempre:
El respeto hacia los demás y es que me es arcaico ver como personas profesionales se refieren a las actividades de otros y hasta del mismo gremio de manera despectiva, dejando una única impresión… de un complejo que los persigue y atormenta.
La aceptación, no a la victimización, que desde su área de confort, sin mover un dedo, en su propia lucha mirando y cuestionando lo que sí hacen los demás prefiriendo, en muchos casos, cultivar la envidia que es el arma de los incapaces y muchos más conceptos que los convierte en mediocres.
El valor a la mujer, que ad portas del 2.019, sigue siendo discriminada en la familia, el trabajo, la sociedad, sin querer reconocer su ya adquirido y bien ganado empoderamiento, su responsabilidad y su tan comprobada capacidad para cualquier cargo. Eso es machismo recalcitrante, esa peste que aún hombres y desafortunadamente algunas mujeres, parecieran rendirle devoción.
Las personas educadas, en mi reciente artículo me refiero a ésta situación de manera muy puntual pero, insisto que la educación no compite con nada.
Las normas de urbanidad, que en su definición exacta sirven para regular el comportamiento de las personas y así garantizar una mejor convivencia en la sociedad. Usted y yo sabemos que hay más pero estamos entonces en el mes por excelencia de la alegría, de la unión familiar, de tratar de mantener o rescatar “aquellos diciembres”, la ansiedad por reunirnos de nuevo, esperar a los seres queridos y hacer de cada Navidad la mejor y la más inolvidable.
Pero no es así para otros, en medio del fulgor muchos se pasan de tragos, como si el licor del mundo se fuera acabar, el mal uso de la pólvora dejando cicatrices en el cuerpo y en el mal recuerdo, convirtiendo éstas fechas en tragedia, en dolor, en destrozar familias y la nostalgia del que lamentablemente se fue o del que está condenado a arrepentirse por no poner límites, por dejarse llevar por el alcohol, la droga y afines desmedidos, de la irresponsabilidad que merece todo el peso de la ley.
Las personas se alcoholizan y/o se drogan y saben de antemano lo que todo esto conlleva, entonces ¿por qué carajos insisten en conducir? o son violentos, en fin no hay disculpa, ¡no la hay! Incluso relaciones de pareja, familiares, vecinos que en medio del mal comportamiento, convierten el festejo en momentos incómodos, tristes y hasta trágicos, que no son exactamente una celebración de Navidad en familia pero, todo ese malestar se puede evitar con conciencia y sin el menor esfuerzo, por que para celebrar no nos tenemos que anestesiar para no tener que dolernos aquello de “Maldita Navidad”, en que esas desafortunadas vivencias dejan una estela del sin sabor de lo que se volvió, de lo que con antelación se preparó, de ese sueño, de lo que en realidad y con todo el empeño era la propuesta inicial.
Así que en ésta Navidad desbordemos amor, celebración con responsabilidad y que mejor queden esos buenos momentos para planear la siguiente Navidad, que en presencia de todos brindemos por la vida y el próximo reencuentro.